La trinchera digital

Javier Benito Rodríguez, bilbaíno de 44 años, nos abre las puertas de su día a día, un campo de batalla digital donde la prevención y la rapidez son clave para la supervivencia en el competitivo sector de la automoción. Javier Benito es coordinador de infraestructuras y ciberseguridad de BATZ.
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27/10/2025

En el corazón de la industria, donde la maquinaria pesada y la producción en cadena han sido tradicionalmente las protagonistas, emerge una nueva primera línea de defensa: la ciberseguridad. Hablamos con Javier Benito Rodríguez, coordinador de infraestructuras y ciberseguridad de la cooperativa BATZ, un profesional con 18 años de experiencia en la empresa, que nos detalla los desafíos y satisfacciones de proteger un gigante industrial en la era digital.

Su jornada laboral comienza con una revisión estratégica. Lo primero es consultar el estado de los proyectos enmarcados en el plan director de ciberseguridad, un programa con una hoja de ruta definida hasta 2027. Este plan es el esqueleto que articula la defensa de la cooperativa. A continuación, el foco se desplaza hacia la detección de incidentes. En coordinación con un SOC (Centro de Operaciones de Seguridad) externo, analiza los paneles de control en busca de cualquier anomalía que pudiera señalar un ataque en curso. La gestión y coordinación de su equipo completa sus primeras horas.

El sector industrial presenta desafíos únicos. A diferencia del entorno de oficinas (IT), en la industria “prima más la disponibilidad que el resto de cosas”. Esto se traduce en sistemas a menudo anticuados, bajo el lema de "mientras funcione, no se toca". El verdadero riesgo surge al conectar esta tecnología obsoleta con las redes IT modernas para exponerla al exterior. Esta conexión, cada vez más necesaria, abre la puerta a vulnerabilidades que deben ser atajadas con medidas como la instalación de firewalls y un control de acceso más estricto para el personal de mantenimiento.

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El ransomware sigue siendo el rey

A la pregunta sobre las amenazas más comunes, la respuesta es contundente: “la estrella es el ransomware”. Sin embargo, el ataque ha evolucionado. Ahora, no solo se cifran los datos, sino que se amenaza con su filtración. Las empresas pueden tener planes de recuperación para restaurar sistemas sin pagar un rescate, pero la filtración de información privilegiada añade una nueva capa de extorsión, con el riesgo de sanciones y un daño reputacional severo.

BATZ no es ajena a esta realidad. La cooperativa sufrió un ciberataque importante en el pasado. Aunque fue un momento crítico que exigió un gran esfuerzo para la recuperación, la experiencia sirvió como un catalizador para el cambio: “hemos aprendido, hemos sacado muy buenas prácticas y hemos mejorado mucho en ese aspecto”. Una de las consecuencias positivas fue un aumento notable en la concienciación del personal de la cooperativa, que ahora reportan activamente correos sospechosos y muestran mayor compromiso con la seguridad.

Curiosidad y aprendizaje continuo

En este entorno en constante evolución, la curiosidad y el aprendizaje continuo son fundamentales. “Es un mundo que siempre está avanzando y me gusta el tema de estar siempre ahí aprendiendo cosas nuevas”, afirma. De hecho, ya están explorando la aplicación de la inteligencia artificial a la ciberseguridad.

Lejos de rehuir de la presión, encuentra una gran satisfacción en la responsabilidad de su cargo y en el liderazgo que conlleva. Para aquellas personas que quieran seguir sus pasos en la ciberseguridad industrial, su consejo es claro: además de una base técnica sólida, es imprescindible desarrollar habilidades como el trabajo en equipo y, sobre todo, “tener un buen feeling con la gente de producción”. Al final, la protección de la industria es un esfuerzo colectivo, una alianza entre la tecnología y las personas que la operan.

El futuro: regulación, IA y la cadena de suministro

El horizonte de la ciberseguridad en la automoción está marcado por la regulación. Europa ya ha puesto sobre la mesa normativas como la UNECE/R155, que exige a los fabricantes de vehículos y a toda su cadena de suministro cumplir con estrictos requisitos de seguridad para los coches conectados. Este es, según Benito, “el reto más importante en la industria”.

Para hacer frente a estos desafíos, BATZ no solo se enfoca en su propia seguridad, sino que también empieza a exigir a sus proveedores los mismos estándares que a ellos les imponen sus clientes. Utilizan herramientas de vigilancia externa que rastrean la dark web en busca de fugas de información, como credenciales o documentos, para poder “prevenir un ataque antes de que ocurra”.

Módulos y sistemas para automoción