Soraluce rinde homenaje a su historia viva

El pasado 18 de julio, acudieron a la cita 69 jubilados y jubiladas en un muy buen ambiente, entre ellos cinco de los fundadores de Soraluce. En autobús, en coche o andando, no se quisieron perder el encuentro para conocer las últimas novedades tecnológicas de la cooperativa y sus respectivas explicaciones, realizar preguntas "difíciles", así como reencontrarse y charlar con antiguos compañeros de trabajo.

Rafael Barrenetxea tampoco se perdió la cita. Como gerente de Soraluce desde 1987 y posteriormente de Danobat Group, recordaba con precisión las transformaciones técnicas y del mercado. En sus propias palabras durante la visita: “Soraluce está en continua renovación, tanto tecnológica como incorporando gente muy preparada. Está bien posicionada”.

Mari Carmen Pérez, de Eibar, quien trabajó en la cooperativa hasta 2014, sobre todo en el departamento comercial de exportación, pero también en finanzas, estuvo encantada durante toda la jornada. Nos confesó que volver a Soraluce le alegraba mucho. “Tengo muy buenos recuerdos y muy buenos amigos y amigas; además, siento Soraluce como mío”, comentó. Pérez estaba orgullosa porque la cooperativa iba bien y, además, ayudaba mucho en el barrio.

"Nos toca mejorar lo que nos han dejado"

El presidente de Soraluce, Andrés Mazkiaran, contó que los y las jubiladas estaban muy contentos de haber venido a la cooperativa y disfrutar de la jornada, pero que eran los socios actuales los que tenían que estar agradecidos con los jubilados. “Ellos y ellas nos han dejado la empresa, y los socios actuales, especialmente los más jóvenes, tenemos que tener claro que nosotros también tenemos que dejar una mejor empresa a las generaciones venideras”, afirmó.

La cooperativa invita también al colectivo de jubilados al día de la familia en la empresa. De hecho, varios la han visitado en los últimos dos años. Pero, aun así, suelen estar deseando volver: por una parte, porque las renovaciones tecnológicas son constantes y, por otra, en palabras de Mazkiaran, “porque no se desenganchan nunca. Muchas veces, cuando nos encontramos con ellos en la calle, nos preguntan con mucho interés sobre el estado de la empresa”.

Así fue. Los asistentes siguieron las visitas con mucho interés. Posteriormente, en Osintxu, entre el nuevo comedor y la última planta, se hicieron una foto de familia en el nuevo espacio urbanizado por la cooperativa, que incluye una plaza y una grada. Finalmente, se reunieron en torno a la mesa.