Crónica de la marcha de las cincuenta cimas, por Oier Etxebarria.

24/09/2013

Son las siete de la tarde y ha llegado el día; comienza esta marcha que tanta ilusión nos hace. Al final somos 5 los que salimos: Juanma, Jabi, Iñaki, Eneko y yo. Había por lo menos 5 más interesados pero por una causa o por otra no han podido venir.

En el ayuntamiento viejo se ha juntado bastante gente a animarnos y desearnos suerte; los vemos ilusionados y nos despedimos con alegría. Mucha gente que está celebrando la fiesta de la UDA, se asoma en la plaza para despedirnos y aplaudir; ha sido muy bonito.

Unos momentos antes de salir ha parado de llover y de momento vamos secos. Hemos subido Muru a buen ritmo, quizás demasiado rápido pero sin correr y los 5 juntos. Vamos conociéndonos, tocando diferentes temas, sobre todo intercambiando experiencias de monte. Hemos bajado al trote y aunque el suelo está mojado, de momento nadie se ha caído.

En el último cruce antes de empezar a subir a Asensio, nos encontramos con un cartel de Copreci (debajo de Jarindo nos encontraremos otro) y encaramos la cuesta más dura de todo el recorrido con ganas; es un camino nuevo para muchos y llegamos arriba sudando. En las cuestas de Ganboralde nos mojamos los pies; es el primero de los montes que subiremos sin camino. Aunque hablamos de los montes alternativos de la lista, parece que la decisión de subir a los 50 “oficiales” es firme. Creo que es un buen comportamiento para las dificultades que nos encontraremos más adelante

Pasamos Durakogain y Jarindo sin problemas (aunque hay mucho barro) y nos parece que vamos a tener una noche fantástica porque aparece la luna casi llena entre las nubes. Como vamos algo más rápido de lo esperado, avisamos a los amigos que van a venir a Landa para que estén listos. Subiendo Maroto nos hemos liado un poco y hemos tenido que utilizar el GPS; menos mal que hemos sabido utilizarlo bien. De Isuskitza a Landa hemos bajado enseguida y según salimos del tunel, sentimos el recibimiento que nos hacen. Ahí están Asier, Pauxi, Esti y mis padres; son sólo las 11 y todos estamos muy contentos. Hemos comido y bebido muy bien (los bocadillos de nocilla han sido muy agradecidos). Por desgracia, Iñaki ha decidido irse para casa porque vamos demasiado rápido y piensa que no va a poder seguirnos. Ha sido una decisión firme y muy posiblemente acertada, porque aunque en adelante hemos bajado el ritmo, hemos corrido bastante.

De Landa salimos tranquilos y con el estomago lleno; las cuestas son fuertes y todavía queda mucho camino por delante. Tras pasar por Galbarrain, Troke y Usakoatxa, nos toca bajar una cuesta muy fuerte pero la hacemos bastante bien; Jabi nos recuerda que estos terrenos los recorre a menudo con su perro persiguiendo sordas. Arkamo, Urkitza, Urdingain, Makatzagain y Pagobedeinkatua también bien. Nos han dicho que en el refugio de Leixargarate están Mallabi y Orreaga con sus hijos y como hemos visto la luz encendida, hemos entrado a visitarlos. Están esperándonos y paramos a beber agua; tras recibir sus ánimos, seguimos adelante.

La luna se ve entre las nubes pero vemos los molinos entre niebla. En el camino desde Mugarriluze a Aumategi, entramos en la niebla y en la cumbre nos ponemos el chuvasquero (no nos lo quitaremos hasta Kortakogain). Cerca del siguiente collado buscamos el sitio que nos dijo Luis Mari (dejaron unas botellas de cocacola y agua en la marcha de BTT del fin de semana anterior). En vez de en el molino 45, estaban en el 42 y por eso no las encontramos y seguimos adelante. Con un poco de viento y muchísima humedad pasamos por Mirubixkar, Burgamendi, Sekillaga, Gaboño, Kextui gaña, Gainlabur, Larrangoiti, Atxuintxa, Trango, Zurkuntz, Napar Basoko Punta y Urkitza. Cuando se terminan los molinos, sentimos tranquilidad (hacen bastante ruido) y el camino se estrecha; las cuestas más fuertes de la sierra de Urkilla se han terminado pero llevamos los pies mojados otra vez.

Subiendo a Oburu, vamos entre elechos y nos mojamos algo más que los pies. Seguimos hacia Petrinaitz sin camino, perdidos en el bosque pero sin problemas con la ayuda del GPS.

Se ha acabado Urkilla, llegamos a Oltza y la niebla ha desaparecido; tenemos a Aitzgorri enfrente, y a las rocas de Iraule, blancas, iluminadas por la luna. Todavía son las 5 de la mañana y aunque un poco cansados, estamos muy contentos. En Oltza, el perro no para de ladrar mientras comemos, bebemos y descansamos. Menos mal que el pastor nos enseñó la fuente y nos dio permiso para utilizarla.

La subida a Aitzgorri ha sido maravillosa; Jabi y Juanma (que son gemelos) van por delante y Eneko y yo por detrás, tranquilos pero a buen ritmo; tardamos 45 minutos, 5 más que ellos y nos damos cuenta que no hay tanta diferencia. Nos metemos al refugio, nos cambiamos algo de ropa y todavía con la roca seca y sin niebla, seguimos adelante. Son las 6 de la mañana todavía y vamos a hacer más tiempo de lo esperado de noche en el cresterío pero para no perder el tiempo adelantado, todos tenemos claro que hay que seguir (no hace falta hablar porque, la decisión está clara)

Dejando a un lado Aitzabal, pasamos sin problemas por Aketegi, Aitzuri e Iraule, aunque ha entrado la niebla y la roca está mojada (hasta Gorgomendi nos encontraremos muy mojada la roca). También hacemos Arbelaitz pero bajando nos liamos un poco y hacemos más tiempo de lo esperado entre rocas y llegamos a la campa con la sensación de haber perdido tiempo. La luz del día nos pilla más o menos por aquí.

Hemos encontrado fácil Lekunberri y Aizkorritxo y vamos para Adarraitz. Tiene una cuesta muy fuerte, preludio de lo que nos viene. La bajada de Artzanburu es larga y la subida a Arriurdin, muy dura; de ahí llegamos a Urrabiatza. Tras bajar, tenemos a un temible Akaitz delante, que desde la cima nos muestra un todavía más temible Butreaitz. Nos ha costado pero también lo hemos subido. Como venimos más pronto de lo esperado, les pasamos el aviso a los amigos del avituallamiento de Kortakogain, para que estén listos.

Dos más y vamos para abajo. Hemos subido Kurtzezar y Gorgomendi con el sol dándonos en la espalda. Bajamos al trote y somos conscientes de los dolores que tenemos; de todas formas, sólo quedan 4 montes y estamos ya seguros de que vamos a terminar la marcha. La bajada a Kortakogain está muy embarrada y tenemos pequeñas caídas sin consecuencias mayores. Cuando hemos visto a nuestros amigos, esperándonos en la carretera, la alegría es evidente. Nosotros venimos contentos pero su alegría me sorprende; se les ve llenos de ilusión y locos de alegría. Txepe y Nerea nos han preparado macarrones todos, Peio, Olaia, Esti, Paloma, Siro, Maia y Txepe no paran de animarnos. Nos quieren mostrar que lo que estamos haciendo es admirable.

Con pena por dejar su compañía pero con muchísimas ganas de terminar la marcha, bajamos a Jaturabe al trote. De ahí, subimos la pared del Orkatzategi por un camino no muy conocido; es una subida incomparable y nos pegamos una buena sudada. Tomamos el canal en el depósito hacia Ametzueta; sin darnos cuenta casi nos pasamos y tenemos que pasar varios cierres de alambre espinoso para llegar a la cumbre, además de zarzales, porque no hay camino. Tras volver a pasar los cierres otra vez, subimos al Hiruaitz, que tampoco tiene camino y lo hemos tenido que hacer nosotros; no ha sido nada fácil pero nadie se ha quejado al organizador; es sorprendente pero parece que está completamente asumido que la marcha de los 50 montes son así.

Tras volver al camino, nos cruzamos con la marcha BTT de Euskadi Extrem y trotando, llegamos al avituallamiento donde están Isidoro, su mujer y dos amigos. Nos hacen un estupendo recibimiento y tras llenar el estomago por última vez y beber bien, nos disponemos a hacer frente a la última subida.

Sin hacer caso a lo que decía el itinerario oficial, que no seguía ningún camino, vamos pasando por la txabolas de Imanol y Zelaikua, siguiendo una pista que nos llevará hasta Kargaleku; es más largo pero no tiene demasiada cuesta. Eneko viene vacío; tiene el estomago saturado y no puede comer. Hemos sufrido un poco pero al ver la cumbre del Elorretako haitza, nos vemos muy motivados. Arriba nos esperan Asier, Olaia, Doltza, Araitz e Iñigo. Vaya ánimos que nos dan. Subimos a Kurtzebarri contentísimos y nos sacamos la foto todos juntos. Eneko saca la camiseta del 50 aniversario de AGA (su empresa). Se ha acabado, hemos terminado los 50 y ahora sólo queda bajar a Aretxabaleta. Son la una y cuarto y parece que a las dos estaremos llegando.

Hacemos toda la bajada al trote; con dolores pero contentos llegamos a la antigua vía del tren y por la calle Mitarte, entramos en la calle Durana; seguimos al trote hasta el ayuntamiento viejo. La gente nos aplaude, grita y anima sin parar. Al final, un grupo de gente nos espera. Recibimos besos y abrazos de todos y desde las ventanas echan cohetes; llenos de gozo, olvidamos los dolores y cansancio.

Sin ninguna prisa (porque todos estamos muy a gusto) vamos a beber algo hasta el bar Gurea y Txepe saca champán. Abrimos las botellas como los campenos y brindamos por lo que hemos hecho. Hacemos la cita con las masajistas y hacia las tres, cada uno se va a su casa.

Muchísimas gracias a todos los que habéis ayudado a hacer realidad este sueño. El tiempo que hemos pasado preparándolo todo y la ilusión que habéis puesto todos, no ha hecho más que aumentar la mía.