Orbea: los verdaderos protagonistas

Orbea: los verdaderos protagonistas

ORBEA
Hoy ponemos el foco en los verdaderos protagonistas, en los trabajadores y trabajadoras cuyo esfuerzo contribuye a que nuestra marca sea un referente mundial. El empeño de los que ya no están, de los que son y de los que vendrán. Porque la maquinaria no para.
23/10/2019

Hoy te presentamos a María, Rubén, Olga, Nagore, Manu y Haritz. Ellos también decidieron elegir otro camino. Desde muy distintas áreas, comparten los valores cooperativos que hace medio siglo llevaron a un grupo de personas a arriesgar más allá de lo razonable.

Sirvan sus testimonios como reconocimiento a todas aquellas personas que han hecho y hacen que el sueño de la cooperativa perviva y se proyecte al futuro con ilusión renovada.

Gracias a todas ellas... y gracias a ti por creer en nosotros también, porque sin tu pasión nada hubiera sido posible. 

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Cooperativista desde la cuna, María Retegi es responsable del Área de Customer Service de Orbea y su equipo presta atención a clientes de 70 países en todos los ámbitos: pre-venta, venta y post-venta.

"La cooperativa para mí es un modo de vida -asegura-. La he vivido desde que nací porque toda mi familia ha trabajado en cooperativa. Mi padre estuvo desde los comienzos del proyecto y su objetivo siempre ha sido trabajar para la comunidad y en comunidad para mejorar las cosas; tanto dentro como fuera del ámbito laboral".

María, que cuenta con un enorme conocimiento del engranaje y filosofía de Orbea, remarca cómo la visión cooperativa implica reaccionar ante las situaciones “con una acción de equipo”.

“Significa ser responsable de las situaciones que vives -dice-. No es algo que tengas que recordarte a diario; simplemente, es algo en lo que crees".

El hecho de que en la cooperativa los trabajadores sean “responsables” de su propio destino tiene para María “un valor enorme”, lo cual está muy relacionado con “dar soporte a los demás y con ayudarnos mutuamente”, asegura.

Finalmente, remarca que la cooperativa es “actuar, estar siempre en movimiento, nunca rendirse y contar con los demás por el bien del entorno”.

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Rubén Pereda tiene 29 años y es uno de los responsables de que las bicicletas luzcan su mejor cara. Es Mecánico de Marketing y su labor se centra en el montaje específico y puesta a punto de bicis para revistas, pruebas, tests, publicaciones...

"Llevo 4 años en la cooperativa -apunta- y una de las cosas que más aprecio es la cercanía que existe entre las personas que trabajamos en ella. Siempre se ponen en tu lugar. En mi caso, que acabo de ser padre, es algo que se agradece muchísimo. Son todo facilidades y el trato desde el Área de Personas es muy diferenciado. Piensan siempre en tu situación personal y en facilitarte las cosas".

Rubén lleva el ciclismo en la sangre. Compitió en MTB hasta juveniles y siempre estuvo ligado a la mecánica. Posteriormente, se encaminó hacia la docencia, pero Orbea apareció en su viaje.

"Antes de entrar en la cooperativa -afirma-, estuve vinculado a tiendas de bicicletas y es cierto que Orbea siempre ha sido vista con otros ojos”.

Habla de la percepción de la marca en el exterior. “Nos consideran algo diferente -asegura Rubén-, algo más artesanal, realizado con mimo, con otra filosofía. Una gran familia de trabajadores tomó las riendas de la empresa y logró levantarla. Es algo que en el exterior se percibe y se aprecia".

Rubén destaca los valores de Orbea. Unos valores compartidos que hoy defiende como propios. “En la cooperativa todo es muy transparente y muy cercano, y somos muy conscientes de que tenemos que trabajar juntos para que la empresa vaya bien”, concluye.

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Olga García trabaja en el Área de Personas. Su vinculación con la cooperativa viene desde niña por ser hija de un cooperativista fundador. Se le presentó la oportunidad en Orbea y no se lo pensó dos veces. Después de trabajar en diferentes áreas, hoy desempeña su labor en el área donde siempre quiso colaborar.

“La gente comienza a trabajar con nosotros atraída por la marca -apunta-, pero cuando desde Personas le explicamos qué supone ser socio trabajador, percibes intriga y expectación. Sorprende mucho”.

Olga habla de la necesidad de contar con profesionales que defiendan valores afines a la filosofía de Orbea. “Necesitamos personas que sean solidarias y que estén convencidas de los valores que implica ser socio cooperativista -remarca-. Pones tu trabajo en un proyecto en el que crees, pero que en realidad es una apuesta. Los cooperativistas cobramos un anticipo de consumo mensual, que no es lo mismo que un salario. Nos anticipamos algo que, al final del año, confiamos sea positivo”. Por lo tanto, conlleva cierto grado de incertidumbre.

Trabajar en el Área de Personas de una cooperativa como Orbea resulta “sencillo”, ya que “los trabajadores -apunta Olga- se sienten partícipes de la organización y del proyecto. Por tanto, están bien informados, cuentan con voz y voto, y disponen de los órganos para hacerse escuchar. Todos somos cómplices, somos todos uno y así resulta mucho más fácil”.

Olga se muestra rotunda al afirmar que "el movimiento cooperativista es la mejor opción y así lo estiman empresas de todo el mundo que nos visitan para aprender de nuestro modelo”.

"Nuestra trayectoria -añade- demuestra que hay esperanza en un trabajo y un estilo diferente. Cuentan con nosotros para algo más que para trabajar. Somos partícipes absolutos de lo que ocurre en la cooperativa".

 

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Nagore Larrabeiti trabaja en la cooperativa desde hace 13 años y es la Directora Financiera de Orbea desde hace siete. Llegó atraída por la marca, pero -como ella misma reconoce- "desconocía la filosofía del mundo cooperativo".

Al comienzo, uno de los aspectos que más “impactó” a Nagore fue “la transparencia en la información”. Máxime, teniendo en cuenta el área en la que desempeña su labor. “Recién llegada -recuerda-, para mí fue un shock asistir a una asamblea informativa donde el gerente, micrófono en mano, lo contaba todo acerca de la cooperativa. Podías preguntar sin filtro, todo el mundo podía opinar por igual y era escuchado. ¡Esto es la bomba!, pensé. Ahora lo veo como algo totalmente normal y me pregunto: ¿Por qué no trabaja todo el mundo así?".

Nagore reconoce que su filosofía de trabajo ha cambiado mucho en este tiempo. “Trabajo mucho mejor -dice-, aunque seguramente las horas en la oficina son menos. Aquí se es completamente respetuoso con el tiempo de las personas y con la vida personal y profesional”.

Trece años después de su llegada, define la cooperativa como toda una forma de entender la vida. “Es dejar un legado mejor que el que hemos recibido”, afirma, aunque no siempre es fácil. “En el Departamento Financiero tenemos que ser prácticos -asegura-. Aspirar a algo mejor cada día puede implicar apretarse el cinturón un poco más. A veces, tomas decisiones que no gustan pero que tenemos que asumir por el bien futuro”.

Finalmente, Nagore reivindica la importancia del factor humano en la organización. "La cooperativa la hacemos las personas y hoy más que nunca hay que aferrarse a los valores personales”.

 

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Manu Carrasco es Responsable de las dos líneas de Pintura de Orbea: la Automática y la de Carbono.

Lleva 21 años en la organización, 16 de ellos como miembro del Consejo Rector de la cooperativa, que es el órgano de gobierno y gestión de Orbea.

Lo tiene claro: "La mayor virtud de la cooperativa es la importancia que se le atribuye al trabajador. Aquí tienes un sentimiento de pertenencia a algo, sientes que tienes algo en la empresa que forma parte de ti. La cooperativa lo es todo para mí".

Una de las cuestiones que destaca es la “transparencia” que caracteriza el día a día de la cooperativa. “Conoces en todo momento el estado de la empresa -afirma- y sabes cuándo hay que empujar y arrimar el hombro. Año a año te vas haciendo más partícipe en todo. No cambiaría la cooperativa por otro tipo de empresa".

Su pertenencia al Consejo Rector ha marcado su trayectoria en Orbea. "Formar parte del Consejo Rector -dice- implica pensar todavía más si cabe en el colectivo. El colectivo es lo primero y no puedes pensar en tu beneficio particular”.

Con su labor, Manu demuestra su compromiso enorme con sus compañeros y compañeras. “Estos años en el Consejo -añade- me han ayudado a pensar totalmente en la cooperativa. Sé que mi contribución hoy será el legado que deje a mis hijos o a quien trabaje mañana en Orbea. Tiene que haber una base sólida para seguir funcionando en el futuro".

Por la naturaleza de su actividad, Manu y su equipo de Pintura perciben en tiempo real el crecimiento de la marca. "En los últimos años -explica- hemos crecido mucho en volumen, pero sobre todo en calidad y en metodología de trabajo. No tiene nada que ver con lo que viví en mis comienzos en la empresa".

 

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Haritz Egia trabaja en la Línea de Montaje de la planta de Mallabia. Actualmente, su actividad se centra en las eléctricas, pero por sus manos han pasado todo tipo de bicicletas. Un curso de formación le permitió aterrizar en Orbea, donde lleva cinco años.

"Desde el primer momento -comenta- me gustó el ambiente de la cooperativa. El trato con los compañeros y encargados ha sido siempre fenomenal. Es todo muy familiar".

Para Haritz, la cooperativa es “una forma excelente de trabajar, una manera diferente que motiva más a las personas. Me siento muy contento aquí y es un trabajo que me gusta mucho".

Nuestro compañero, de 33 años, vivió aquí sus comienzos como una especie de descubrimiento. "Cuando entré -recuerda-, pensaba que llegaba a un trabajo más. Pero me metí poco a poco en el mundo de la bici, el cual desconocía, y ahora me siento muy identificado”.

Ciertamente, el ciclismo ha pasado ya a formar parte esencial de su vida. “Monto bicis y en mi tiempo libre salgo a andar en bici junto a compañeros de la cooperativa también. Luego veo por ahí a gente con modelos que he montado yo mismo y hasta les pregunto, en broma, a ver qué tal les va. De lo que empezó siendo un empleo para mí, ha evolucionado hasta convertirse en una forma de vida”.

En su trabajo diario, Haritz convive también con el crecimiento de la cooperativa. “Al llegar aquí -recuerda-, había mucha menos gente y se montaban menos bicis, empezando porque ni siquiera había cadena para montar eléctricas, que es lo que hago actualmente. Esto ha cambiado mucho en pocos años”.