Turismo, COVID-19 y Cambio Global: reflexiones para el cambio 2030.

Turismo, COVID-19 y Cambio Global: reflexiones para el cambio 2030.

AURKENE ALZUA-SORZABAL. Universidad de Deustu. Nebrija University.
El sector del turismo se enfrenta a una situación sin precedentes en su historia. Ni la crisis financiera del 2008 ni los ataques terroristas del 11-S tuvieron un impacto que se pueda comparar con la crisis que está ocasionando el COVID-19.
09/07/2020

En base a las medidas tomadas para detener la expansión de la pandemia (medidas de cuarentena, prohibiciones de viaje y cierre de fronteras, así como estudios sobre los impactos de crisis anteriores, la OMT estima que en 2020 el número de viajeros internacionales se reducirá entre un 20% y un 30%; y augura una caída en los ingresos de 300 a 450 billones de USD (UNWTO, 2020). El Word Travel and Tourism Council (WTTC) por su parte, calcula que la actual crisis destruirá 75 millones de empleos en el sector, que actualmente genera más del 10% del PIB mundial y un total de 330 millones de puestos de trabajo, directos e indirectos, a nivel global (WTTC, 2020).

Las restricciones de los viajes internacionales, regionales y locales han tenido un impacto inmediato en las economías nacionales, en los que se identifican las industrias turísticas como el transporte aéreo, cruceros, transporte público, alojamiento, cafeterías y restaurantes, convenciones, festivales, reuniones o eventos deportivos. Dada las restrictivas regulaciones de la movilidad, el turismo internacional y nacional disminuyó precipitadamente en sólo semanas. Se constata que la pandemia ha afectado prácticamente a todas las partes de la cadena de valor del turismo. El parón en la movilidad se ha sentido en una amplia gama de empresas que integran la cadena de suministro de los viajes y el turismo, como los servicios de catering y lavandería.

Transformaciones de diferente índole

Una de las características que mejor define nuestro tiempo es, sin duda, el cambio (Davis, Kee and Newcomer, 2010). El sector turístico no es ajeno a las profundas transformaciones de naturaleza económica, ambiental, climática, digital, política y social que nos rodean. A este momento marcado por la crisis sanitaría de la COVID-19, le precede un período caracterizado por una actividad vertiginosa en el que se evidenciaban prácticas turísticas insostenibles. En el lapso de meses, se ha pasado de la saturación de los destinos por turismo “overtourism” al “no-turismo” (Gosssling, Scott and Hall, 2020).

La crisis en el sector turístico es en primer lugar una crisis de demanda, al verse impedida la movilidad de las personas. Frente a ello, gran parte del conjunto de la economía se ha visto afectada por un shock de oferta (muchas empresas de la industria manufacturera han tenido que interrumpir su producción). A diferencia de la industria de bienes, en la industria turística no hay stocks de servicios turísticos. No es posible almacenar las noches de hotel, las reservas de mesas de restaurante o billetes de avión no vendidos.

Existen evidencias para pensar que el impacto de la COVID-19 será diferente y transformador para el sector turístico (Gosssling, Scott & Hall, 2020). El contexto actual desafía el modelo de desarrollo seguido hasta el momento, así como los procedimientos de planificación urbana y gestión de destinos. El turismo ha demostrado ser un sector resiliente, pero los eventos recientes ponen a prueba esta capacidad de recuperación, así como el propio modelo (Fennell, 2020). El principal reto reside en la transformación del actual modelo productivo hacia un modelo de desarrollo capaz de adaptarse al cambio para lograr el progreso deseado por su ciudadanía. 

El objetivo principal de este artículo es explorar los parámetros que pudieran definir el modelo de desarrollo turístico futuro y sus implicaciones en la gobernanza pública para reforzar la capacidad de resiliencia turística a través de la innovación, la tecnología y una mejor gestión del conocimiento.

Es importante señalar que el turismo mundial ha estado expuesto a una amplia gama de crisis en el pasado(…). Con excepción de la crisis económica del 2008/2009, ninguno de ellos supuso un claro retroceso en el desarrollo global del turismo, y algunos de ellos ni siquiera son notables.

 

El turismo antes de la COVID-19
El turismo está altamente expuesto a numerosos cambios, tales como las alteraciones económicas mundiales, desastres naturales, cambio climático, transformaciones políticas y sociales. Sin embargo, la industria del turismo es el motor de crecimiento económico en muchas economías WTTC (2019) y también para la economía vasca. Según la última actualización de la Cuenta Satélite del Eustat (Eustat, 2019) con la que se calcula la evolución de su peso respecto al Producto Interior Bruto a precios de mercado, en 2018 el sector del turismo aportaba una renta de 4.651 millones de euros a la CAPV. Esto suponía el 6,1% del PIB del País Vasco (en Gipuzkoa suponía el 7,6% del PIB, en Bizkaia el 5,4% y en Álava el 5,1%). En el cuarto trimestre de 2019, en el sector turístico se contabilizaba un total de 106.973 afiliados en la Seguridad Social (el 11 % del total de afiliados en alta laboral de la C.A. de Euskadi). Estos datos reflejan el peso reciente del turismo en la actividad económica de la comunidad autónoma vasca, pero su relevancia puede variar notablemente dependiendo de cómo se supere la crisis derivada del COVID-19. Está altamente expuesto a numerosos cambios, tales como las alteraciones económicas mundiales, desastres naturales, cambio climático, transformaciones políticas y sociales. Sin embargo, la industria del turismo es el motor de crecimiento económico en muchas economías WTTC (2019) y también para la economía vasca. Según la última actualización de la Cuenta Satélite del Eustat (Eustat, 2019) con la que se calcula la evolución de su peso respecto al Producto Interior Bruto a precios de mercado, en 2018 el sector del turismo aportaba una renta de 4.651 millones de euros a la CAPV. Esto suponía el 6,1% del PIB del País Vasco (en Gipuzkoa suponía el 7,6% del PIB, en Bizkaia el 5,4% y en Álava el 5,1%). En el cuarto trimestre de 2019, en el sector turístico se contabilizaba un total de 106.973 afiliados en la Seguridad Social (el 11 % del total de afiliados en alta laboral de la C.A. de Euskadi). Estos datos reflejan el peso reciente del turismo en la actividad económica de la comunidad autónoma vasca, pero su relevancia puede variar notablemente dependiendo de cómo se supere la crisis derivada del COVID-19.

Es importante señalar que el turismo mundial ha estado expuesto a una amplia gama de crisis en el pasado (Figura 1). Entre 2000 y 2015, los principales sucesos incluyen los ataques terroristas del 11 de septiembre (2001), el brote del síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) (2003), la crisis económica mundial que se desarrolló en 2008/2009 y el Síndrome respiratorio del Medio Oriente 2015 (MERS). Con excepción de la crisis económica del 2008/2009, ninguno de ellos supuso un claro retroceso en el desarrollo global del turismo, y algunos de ellos ni siquiera son notables (Figura 2). 

La globalización ha acelerado los procesos de concentración de las empresas turísticas en los últimos años en los que se pone de manifiesto una importante progresión de adquisiciones donde los operadores globales poseen ventajas significativas en reconocimiento de marca, economías de escala, capacidad de negociación con proveedores y mayor rentabilidad de las inversiones.

Teniendo en cuenta que el sistema económico dominante del último siglo ha fomentado el desarrollo del turismo, el principal punto en cuestión es que un pequeño número de operadores de turismo transnacionales cada vez más interrelacionados controlan gran parte de los bienes y servicios que los turistas consumen a nivel mundial. La globalización ha acelerado los procesos de concentración de las empresas turísticas en los últimos años en los que se pone de manifiesto una importante progresión de adquisiciones donde los operadores globales poseen ventajas significativas en reconocimiento de marca, economías de escala, capacidad de negociación con proveedores y mayor rentabilidad de las inversiones.

La plataforma de viajes on line Expedia creada en 1996 se ha convertido en la mayor agencia de viajes online del mundo gracias a importantes adquisiciones y con una facturación de 99.7 billones USDA en 2018 (Expedia, 2020). Le sigue muy de cerca por Booking Holdings -originalmente Priceline Group –matriz de Booking- creada en 1997, y de la china Ctrip, actualmente parte de Trip.com Group Limited que adquirió Skyscanner en 2016. Después de hacerse con Orbitz Worlwide y Travelocity, Expedia adquirió HomeAway en 2018, con lo que entraba a competir con Airbnb en el negocio del alquiler turístico. Estos hechos como la entrada en liquidación en septiembre de 2019 de Thomas Cook, y de Monarch Airlines -causa del colapso de la aviación del Reino Unido-, que se declaró en quiebra a principios de octubre de 2017, hacen notar la profunda transformación de la estructura del mercado turístico. 

Por lo tanto, lo local no se define geográficamente, sino como un proyecto colectivo para adecuar nuestra vida social y económica colectiva a las necesidades y emergencias climáticas.

La literatura científica en turismo, previa a la crisis sanitaría, han estado marcadas por las cuestiones relativas al desarrollo sostenible.  En la edición especial dedicada al 25 aniversario de la edición inaugural de la revista Journal of Sustainable Tourism, los fundadores de la revista (Bramwell, Higham, Lane and Miller, 2017) hacían notar la extensa investigación llevada a cabo sobre turismo y sostenibilidad en los últimos 20 años. La relevancia de las investigaciones en el domino del turismo sostenible viene dada por ser este un tema transversal a todos los modelos de desarrollo, en todas las escalas territoriales. Es decir, la investigación el sostenibilidad y turismo es un campo temático amplio e integrador, involucrando dimensiones sociales, económicas, ambientales, culturales y de gobernanza. Ciertamente, el análisis crítico como una preocupación por cuestiones éticas y políticas relacionadas con cómo deberían ser las prácticas sostenibles en turismo han ocupado gran parte del discurso y la investigación en este periodo previo a la COVID19.

Turismo sostenible 

Conjuntamente, en estas últimas décadas previas a la crisis sanitaría, las teorías del decrecimiento en el turismo han ido tomando fuerza entre académicos y los responsables de la formulación de las políticas públicas (Higgins-Desbiolles, Carnicelli, Krolikowski, Wijesinghe,and Boluk (2019).  Konstantinos Andriotis en su libro titulado Degrowth in Tourism – Conceptual, Theoretical and Philosophical Issues (2018), insiste en la necesidad de adoptar un nuevo enfoque analítico para el estudio de decrecimiento en turismo. De esta manera, este autor se suma a la llamada de numerosos investigadores a reconsiderar la dimensión y la escala de la actividad turística, más aún dado los desafíos por saturación de turismo (overtourism), el cambio climático y la pandemia de COVID-19 (Gossling and Hall). Moscardo y Murphy en su obra There is no such thing as sustainable tourism: Re-conceptualizing tourism as a tool for sustainability (2014) indican la necesidad de distinguir muy claramente entre el concepto de turismo sostenible y la idea del turismo como una posible herramienta para apoyar la sostenibilidad medioambiental, social o cultural.

Desde el punto de vista turístico, a pesar de más de 40 años de atención académica y amplísimos debates sobre el turismo sostenible, así como los últimos argumentos sobre la necesidad de abordar sus impactos en el ámbito social, cultural y medio ambiental, los trabajos empíricos sugieren que poco ha cambiado en la práctica desde sus inicios. Además, el crecimiento y la expansión del turismo persisten a medida que surgen nuevos destinos en el mercado global. Desde sus inicios el «éxito» del turismo ha sido medido prácticamente por todas las organizaciones turísticas (OMT, OACI, CLIA o WTTC) como un crecimiento en el número de entradas de viajeros o turistas. Sin embargo, esta perspectiva ha sido ampliamente cuestionada (Hall, 2009). 

La primera Conferencia internacional de decrecimiento para la sostenibilidad ecológica y la equidad social en París en abril de 2008, concluyó que el crecimiento económico como la medida del bienestar es insuficiente y apoya el principio de que sin crecimiento el sistema económico puede funcionar. El manifiesto por el decrecimiento creado en el marco de la conferencia expuso la necesidad de transformar los modelos de consumo y producción existentes. Hacen ver que la economía global ha crecido más allá de los límites ecológicamente sostenibles. El crecimiento ilimitado y los efectos negativos asociados del consumo excesivo y la sobreproducción ya no son viables (Schneider, 2008).

Junto a esta línea de pensamiento, los últimos trabajos sobre turismo se esfuerzan por crear modelos de desarrollo que eviten un imperativo de crecimiento y al mismo tiempo apoyen el bienestar humano. Sin embargo, los mercados arrastran una gran inercia y existen fuerzas importantes que impulsan una rápida recuperación en el crecimiento del turismo.

La amplia justificación para desarrollar un turismo sostenible, o el turismo inspirado en el decrecimiento, implica la integración de múltiples dimensiones.

La amplia justificación para desarrollar un turismo sostenible, o el turismo inspirado en el decrecimiento, implica la integración de múltiples dimensiones. Desde una perspectiva territorial, dando continuidad a los estudios previos realizados en el campo de los modelos de planificación turística, Moscardo y Murphy (2014) concluyeron que muy poco había cambiado en 30 años en que los procesos de planificación turística y en la forma en los que se utilizan en documentos académicos y gubernamentales. La revisión de la literatura de los autores arrojó luz sobre algunos temas al respecto:

· Un enfoque limitado de las administraciones en proyectos específicos, en lugar de pensar en el turismo en su conjunto;

· Una atención limitada a los impactos del turismo;

· Un enfoque en los factores económicos con un reconocimiento ocasional y limitado de los problemas ambientales;

· No considerar cómo el turismo interactúa con otros ámbitos económicos y procesos territoriales, en última instancia, considerar cómo afectaría otras actividades;

· La adopción naif de la planificación estratégica empresarial como el marco dominante para la planificación del turismo y, en consecuencia;

· La colocación de las necesidades y expectativas del mercado o del turismo como los motores principales de la planificación turística, otorgando a los residentes de destino un papel muy limitado, si lo hay. 

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río + 20 en junio de 2012, los Jefes de Estado adoptaron formalmente el Marco decenal de Programas sobre Consumo y Producción Sostenibles (10YFP en SCP). El 10YFP se estableció como un marco de acción global para mejorar la cooperación internacional a fin de acelerar el cambio hacia los patrones de CPS tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo.

Las voces más críticas han subrayado la necesidad de ir más allá de los planes y medidas de sostenibilidad implementados hasta la actualidad. Latouche (2018) sugiere medidas adicionales -llamadas las ocho «r»- como apoyo a las teorías de decrecimiento del turismo incluyendo guías para reevaluar y reestructura la producción.