Expectativas económicas para 2014

Joseba Madariaga, Laboral Kutxa
Acabamos de comenzar 2014 y las sensaciones desde la perspectiva económica son, cuando menos, confusas. Los mercados financieros tuvieron un comportamiento muy positivo el último trimestre de 2013, pero el inicio de este curso ha sido titubeante. Y todo ello justo cuando se certifica por parte del Eustat y del INE que Euskadi y la economía española crecieron un 0,3% el último trimestre del año pasado.
24/03/2014

Alguien podría aducir que la Bolsa, el mercado más mediático, adelanta la marcha de la economía y que las expectativas de crecimiento se recogieron antes de que se hayan materializado, pero entonces ¿qué significa el parón del mes de enero? Y es que tampoco encaja con las previsiones del ministerio de economía, que desde mediados del año pasado lanza las campanas al vuelo por las perspectivas de nuestra economía dando por cerrada la recesión con cierta rotundidad.

Para trata de poner algo de orden en todo este puzle en el que se ha convertido la economía global, es preciso entender en primer lugar que el modelo de salida de la crisis en Euskadi y España depende de la marcha del resto del mundo. Dicho de otra forma, necesitamos de la aportación del sector exterior para conseguir un ritmo de crecimiento que pueda mejorar nuestras variables internas, aspecto este en el que nos centraremos en segundo lugar.

En lo que respecta a la economía global las expectativas son que los registros del año en curso superarán con claridad a los de 2013. Concretamente, las medias de las estimaciones de los analistas para 2013 son del 2,4% y del 3,1% para 2014. Pero las cosas no son tan simples. La realidad del crecimiento global es muy diferente según las zonas que miremos. En EEUU, Reino Unido, Alemania y Japón, el crecimiento cobrará un cierto impulso, especialmente en el caso de los dos primeros en los que la tasa superará la barrera del 2%, y en el caso del país asiático y la locomotora europea se aproximará a dicho valor. Tanto es así que la Reserva Federal ha comenzado la retirada de los estímulos monetarios, lo que implica un cambio de orientación en la política monetaria y anticipa que, en opinión del principal Banco Central, la economía estadounidense comienza a carburar.

Por el contrario, la situación es más compleja si nos fijamos en los países emergentes. Seguramente esta afirmación puede sorprender ya que, hasta hace dos años, las economías englobadas en dicha clasificación explicaban más de la mitad del crecimiento global. Sin embargo, los problemas han aflorado y seguramente se han magnificado tras la decisión de la Reserva Federal. Y es que el cambio de rumbo de la política monetaria americana anticipa una subida de tipos que ha hecho que los capitales comiencen a huir de los países que hasta hace poco eran objetivo de inversión. Los problemas de fondo de estas economías son tan variados como el vasto grupo que la componen. En algunos casos es un problema de crecimiento, en otros de inflación, pero también hay desequilibrios fiscales y externos. En definitiva, una variedad de cuestiones a las que no hemos sido ajenos por estos lares. Y ciertamente no es que “todos” los países tengan “todos” los problemas. De hecho hay países que incluso muestran un desempeño económico razonable. Pero los mercados no discriminan y la actuación de la Reserva Federal ha desencadenado caídas bursátiles, salidas de dinero internacional de los mercados de deuda, subidas de tipos a corto y medio plazo y la depreciación de las monedas en el área. La limitación de espacio hace que no sea posible entrar en un análisis más detallado a nivel de país, pero sí es relevante destacar la importancia de China en este contexto, puesto que la actividad comercial de muchos países exportadores de materias primas depende precisamente de la marcha de la economía China. Y es que el gigante asiático arrastra problemas en su sector financiero e incluso hay claros síntomas de que existe una burbuja en el sector inmobiliario. Las autoridades del país tienen como objetivo cambiar la orientación del modelo de crecimiento y en el último congreso del Partido Comunista, celebrado el pasado mes de noviembre, se hizo más hincapié en reformas que en estímulos, aunque todavía falta cierta concreción. Con todo, las expectativas de crecimiento del PIB para China pasan por una desaceleración de una décima para 2014, con un valor del 7,6%.

El artículo completo está disponible en la revista TU Lankide.