Liderra: konfiantza eta segurtasuna

Liderra: konfiantza eta segurtasuna

Rafael Cristóbal
(Gaztelaniaz) El último día empecé a escribir sobre uno de los grandes líderes de todos los tiempos: David. Y dejaba el relato en el momento en el que el muchacho pide enfrentarse al guerrero gigante que desafiaba a los ejércitos de Israel, por salvar el honor de su pueblo.
2011/12/29

"Tú no puedes ir contra este hombre", le había dicho Saúl, "No eres más que un niño y él es un guerrero desde su infancia". El muchacho insistió y Saúl acabó concediendo su petición.  La secuencia del relato es un paradigma ejemplar para los tiempos difíciles que vivimos. Saúl vistió a David con su ropaje de guerra: casco de bronce y armadura. Le ciño su espada. David intentó caminar pero con aquella armadura no podía. "Nunca he usado todo esto, -dijo a Saúl-  no puedo caminar con ello. Y se lo quitó de encima. Habiendo tomado de nuevo su cayado, eligió en el torrente cinco piedras planas que las guardó en su zurrón de pastor. Luego, honda en mano, caminó hacia el Filisteo".

La confianza nos lleva a contar con los recursos que hemos desarrollado en nuestra vida. Los seres inseguros tratan de utilizar armas ajenas. Pero con los recursos ajenos, no podemos caminar. En el mejor de los casos hemos de asimilarlos. Es una gran tentación del joven y del adulto copiar actitudes, gestos y competencias de otros. No hacen más que debilitarnos. Las armas de nuestro pueblo han sido el ingenio y el trabajo. La crisis que padecemos ha venido del préstamo. Las empresas que subsisten son aquellas que hicieron sus inversiones con sus ahorros.

Maurice Allais

Diez años antes de que estallara la crisis, Maurice Allais, premio Nóbel de Economía, escribió: "La economía mundial, toda ella, reposa hoy en día sobre gigantescas pirámides de deudas, apoyándose las unas sobre las otras en un equilibrio frágil. Nunca, sin lugar a dudas, había aparecido una tal inestabilidad potencial con la consiguiente amenaza del hundimiento general". No se le hizo caso.

El relato continúa: "Precedido de su escudero, el Filisteo se aproximó a David. Mirándolo de arriba abajo hizo un gesto de desprecio: no era sino un bonito niño pelirrojo. ¿No creerás que no soy más que un perro, dijo el Filisteo, para que te acerques a mí con un cayado? ¡Acércate -le dijo a David maldiciéndolo e invocando a sus dioses- yo daré tu carne a las aves carroñeras y a las bestias de los campos!".

"Tú vienes hacia mí armado de una espada, de una lanza y de una jabalina, respondió David al Filisteo. Yo voy hacia ti con el nombre de YHWH Tsevaot, Dios de los ejércitos de Israel que tú has desafiado. YHWH te entrega a mis manos y te voy a abatir hoy mismo. Voy a arrancarte la cabeza! Daré tu cadáver a las aves del cielo y a las bestias de los campos, junto con los otros cadáveres de filisteos. Así toda la tierra sabrá que existe un Dios para Israel. Cada uno de los presentes sabrá que no es por la lanza ni por la espada que YHWH salva, porque la batalla pertenece a YHWH que os va a entregar a nosotros".

La historia que sigue es conocida. "El Filisteo se irguió, y se puso a caminar hacia David, mientras que éste corría hacia su encuentro. Metiendo su mano en el zurrón, David cogió una piedra que la proyectó con su honda. La piedra se hundió en la frente del Filisteo y el Filisteo cayó de bruces en tierra. Corrió hacia él  y, de pies ante él, habiendo retirado su espada de la vaina, acabó con él cortándole la cabeza. Viendo a su héroe muerto, los filisteos huyeron".

Crisis de valores

Estos relatos los hemos oído de niños, muchas veces contados a medias, sin la fuerza de la narración original. Se dice que Europa padece una crisis de valores. Apagado el discurso de una cristiandad agonizante, es el vacío postmoderno el que ocupa el espacio de las conciencias. Disgregada la familia y con un sistema educativo titubeante, es difícil fundar convicciones firmes en nuestras nuevas generaciones. El movimiento cooperativo surgió de unos seres humanos de convicciones sólidas y una ética de servicio al igual que el impulso general de recuperar la cultura y la lengua que un Régimen que había pretendido eliminarlas  y hacer de ellas una curiosidad folclórica. Hubieron de afrontar todos los retos con la honda y los guijarros de sus escasos medios.

Los retos de una crisis económica y de un enfriamiento del impulso solidario sólo podrán ser afrontados por líderes que, como David, con sus escasos recursos, despierten la conciencia y el amor a lo nuestro y al patrimonio del ser humano.