Al servicio de su “experiencia comunitaria”

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21/07/2019

El conjunto del cooperativismo vasco está de luto por José María Ormaetxea, un cooperativista ejemplar, un trabajador infatigable, amigo de las cosas bien hechas y, sobre todo, un buen hombre que puso su generosidad, su talento y su saber hacer al servicio de la obra cooperativa de Arizmendiarrieta.

Su gran pasión fue la creación y gestión de empresas, y su afición, demorada en el tiempo, la de escribir sobre lo que mejor conoce: el cooperativismo de Mondragón. Ahí están, entre otros, “Orígenes y claves del cooperativismo de Mondragón”, “Didáctica de una Experiencia Empresarial” y “La Experiencia Cooperativa de Mondragón”. Asimismo, escribió miles de páginas sobre Arizmendiarrieta en el contexto del proceso de canonización del sacerdote vizcaíno.

Asimismo, fue el impulsor de proyectos tan emblemáticos como la propia Escuela Profesional, Caja Laboral, LagunAro EPSV, Ikerlan u Otalora.

Jose Mari tuvo una capacidad de trabajo asombrosa y desde su atalaya al frente de Caja Laboral y del Grupo Cooperativo fue uno de los protagonistas de la configuración del grupo -muchas de las cooperativas actuales integradas en MONDRAGON fueron promovidas por él-.

Era una persona muy exigente, consigo mismo y con sus colaboradores, pero siempre con la mente puesta en cómo generar nuevas actividades y opciones de empleo para la sociedad. Se dedicó en cuerpo y alma al desarrollo de la Experiencia Cooperativa, como una especie de mandato divino. Al punto que en la dedicatoria del libro “Orígenes y Claves de la Experiencia Cooperativa de Mondragón”, a Maite Zeziaga, su esposa, le decía: “A Maite, que ha criado nuestros seis hijos y me ha permitido dedicarme a esta Experiencia comunitaria”.

Ormaetxea no ha sido amigo de comparecencias públicas, y tampoco del micrófono, y su eslogan, parafraseando a Arizmendiarrieta, era “ser y no parecer”. Era más proclive a la redacción, y fue un escritor compulsivo (redactaba unas memorias de sus viajes impecables), ha escrito varios libros, informes, memorias, multitud de artículos y editoriales en TU Lankide, revista con la que ha tenido una relación muy especial, ya que él fue quien la impulsó tras la muerte de Arizmendiarrieta. Fue presidente del Consejo de Redacción de TU Lankide (mayo 1991-abril 1997).

Fue también un “arquitecto frustrado”, impulsor de los proyectos de construcción de muchas fábricas y de edificios singulares de la Experiencia Cooperativa (como la Eskola, el CPD, “perretxiko” de Caja Laboral, la propia sede central de la entidad financiera o Ikerlan).

Jugador de pelota (pala, ha jugado hasta sus 87 años en Txola, su refugio en Marin), amigo de las caminatas de fin de semana, fue un gran aficionado a la pelota a mano y seguidor radiofónico de los partidos de la Real Sociedad. Fue un hombre de fe y uno de los impulsores del proceso de canonización de José Maria Arizmendiarrieta.