Los castillos del desierto

Los castillos del desierto

Eukeni Olabarrieta, médico y viajero
Al este de Ammán un desierto de arena y rocas se extiende hacia Irak y Arabia Saudí. Hay unas pocas poblaciones, una de ellas, Zarqa, la tercera ciudad de Jordania, pero lo que tiene interés para el visitante son sus castillos conocidos como los castillos del desierto.
17/07/2013

El territorio es inhóspito, el transporte público casi inexistente, por lo que visitarlos hay que hacerlo en excursión organizada, coche de alquiler o taxi (no es caro). Los omeyas construyeron la mayoría de ellos, aunque algunos datan del tiempo de los nabateos y de los romanos y posteriormente reconstruidos por los primeros gobernantes árabes.

Se discute mucho sobre la utilización que se les daba. Para unos eran palacios de recreo, rodeados de oasis artificiales, árboles y con caza abundante, los califas practicaban durante el día la caza, la cetrería, las carreras de caballos,…. y  las noches las pasaban de juerga, de fiestas con vino, mujeres, poesía, etc. Eran sitios perfectos para eludir y desobedecer las leyes del Corán. Otros sugieren que se iban a los castillos para escapar de las epidemias que asolaban las urbes. Muchos de estos castillos están en ruinas y otros en sitios solo accesibles en todoterrenos, por lo que la visita suele limitarse a los tres de más interés: Qasr al-Azraq, Qusayr Amra, y Qsar Kharana.

Los castillos del desierto

El castillo de Qasr al-Azraq es el más accesible. Se sabe poco de su historia, hay inscripciones en griego y latín del siglo III d.C. , los ayubíes lo reconstruyeron en el año 1237 y los turcos otomanos se instalaron en él en el siglo XVI. Para la mayoría de los visitantes su mayor atractivo radica en que aquí  fijó su cuartel general Lawrence de Arabia, y desde aquí él y sus hombres, junto con el ejército del Sherif Hussein, prepararon el asalto final a Damasco  en la guerra de los árabes contra los turcos. La puerta principal es un enorme bloque monolítico de basalto, que aunque parezca mentira se puede abrir y cerrar con facilidad. En su interior pueden verse la habitación de Lawrence, el comedor, los establos,… En medio de su patio interior hay una rústica mezquita del siglo XIII construida sobre las ruinas de una iglesia bizantina.

Qusayr Amra es una de las obras más selectas y refinadas de los omeyas, construida en el siglo VIII d.C. y famoso por sus atrevidos frescos. Nada más entrar se está en la sala de audiencias donde están la mayor parte de los frescos. Estando prohibida en el Islam la representación de seres vivos aquí pueden admirarse desnudos, mujeres en tanga, que aparecen también en la zona de baños donde se conservan bien el apodyterium (vestidor), el tepidarium (baño en agua tibia) y el caldarium (baño en agua caliente). Aquí puede verse la llamada “cúpula del cielo”, primera representación del cielo en una bóveda. En los suelos hay algunos mosaicos.  Qusayr Amra fue declarado patrimonio de la humanidad.

Los castillos del desierto

Qasr Kharana es un imponente edificio de dos plantas bastante bien conservado. No se conoce de forma fiable para qué se utilizaba. Probablemente no se trataba de un caravasar, albergue para las caravanas de comerciantes y viajeros, ya que estaba apartado de las rutas comerciales y no había oasis a su alrededor. La hipótesis más admitida es que era un centro de reunión de los gobernantes omeyas y de los beduinos de la región. En torno al patio interior hay 61 habitaciones, las mejores las del piso superior donde todavía quedan columnas originales, frisos con rosetones e inscripciones. Unas elegantes escaleras nos conducen al piso superior y a la cubierta desde donde  hay una buena vista del desolador paisaje del entorno. A pesar de su apariencia de fortaleza defensiva los arqueólogos mantienen que no fue un fuerte militar.

Hay otros castillos como Qasr al-Mushatta, Qsar al-Hallabat,… mal conservados, casi en ruinas,  y son de difícil acceso.