Hablando de Cuba desde Cuba

Hablando de Cuba desde Cuba

Mundukide
Unax Zabala Arrizabalaga, coordinador del programa que Mundukide Fundazioa apoya en Cuba sobre emprendimiento y formación cooperativa lleva dos años en la isla. Un periodo interesante en todos los sentidos. Unax ha querido compartir con los lectores de TU lankide su vivencia y sus reflexiones.
15/01/2016

Unax, corresponsal en Cuba

En los últimos meses Cuba ha vivido varios acontecimientos importantes, entre los que destacaría dos muy comentados por los medios de comunicación: la normalización de la relaciones entre Cuba y Estados Unidos y la visita del Papa Francisco; me centraré en la modificación del modelo económico, definido como “actualización”, que se está materializando en Cuba, menos reflejada mediáticamente pero que para el cubano de a pie es un acontecimiento  muy importante.

Ante un contexto de crecimiento estancado y con la amenaza de la crisis económica internacional Cuba aprobó una política de actualización económica en el 2010, materializada en un documento de planificación donde se marcan los objetivos a medio y largo plazo. Se inició un proceso de transformaciones estructurales en los que, entre otros aspectos, se contemplaba elimpulso de los trabajadores cuentapropistas; y la expansión de las cooperativas a ámbitos de servicios y pequeña industria.

“Uno de los más visibles ha sido la apertura de formas privadas de empresa”

El proceso de actualización está siendo muy dinámico con cambios visibles en el panorama diario. Uno de los más visibles ha sido la apertura de formas privadas de empresa. La actividad  privada que se concentraba en el ámbito cooperativo agrario y a unos pocos negocios de restauración y alojamiento, se ha expandido a las calles cubanas en forma de pequeños negocios comerciales, de restauración y de servicios. La expansión, aun siendo limitada a 201 actividades específicas y la limitación de utilizar las viviendas privadas para el desarrollo de las mismas, ha cambiado de forma importante el paisaje urbano de las ciudades y pueblos con la apertura de  miles de nuevos negocios. Y lo que es más importante, ha abierto un espacio de trabajo nuevo, para que cualquier persona pueda “resolver” con nuevos ingresos sus necesidades.
El desarrollo de cuentapropistas (nombre con el que se designa a las personas que desarrollan un negocio por cuenta propia) en ciudades como La Habana, en sectores de restauración o de transporte relacionados con el turismo ha sido visible, tanto en número como en la complejidad de los negocios y su desarrollo. La forma Cuentapropista, equiparable al autónomo en muchas ocasiones, ha visto una evolución que muchas veces trasciende la de autónomo y pasa a la de pequeña o mediana empresa vasca.

El ecosistema cuentapropista


El ecosistema cuentapropista cubano varía desde pequeñas cafeterías familiares en el patio de la casa, con la única fuerza de trabajo de la propia cuentapropista y la familia, a empresas de restauración y de transporte que pueden tener contratadas a más de cuarenta personas. En el caso de los restaurantes, estas empresas más complejas, compran o alquilan viviendas de grandes dimensiones en sitios neurálgicos de las ciudades para invertir en el acondicionamiento una cantidad de dinero muy considerable comparando con los sueldos medios en Cuba. Los cuentapropistas pequeños de subsistencia, que resuelven los problemas de un trabajo básico, necesitan de unas inversiones relativamente pequeñas. La casa familiar, los ahorros y el soporte de la familia son la base de la inversión de estos pequeños comerciantes. Los que emprenden proyectos más complejos y ambiciosos utilizan un capital mucho más grande. Aun así, este capital es mucho menor del que en similares actividades se tendría que invertir en el exterior, de donde viene la gran parte del capital. Las inversiones grandes se nutren de capital de origen externo como ingresos por trabajos realizados en el extranjero o cobrado en moneda extranjera, remesas familiares recibidas desde el extranjero o cobradas en moneda extranjera que invierten a través de ciudadanos de Cuba, muchas veces residentes en Cuba en matrimonio con personas cubanas.