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“Me siento muy afortunada”
Parece que hay una especie de colaboración entre los actores vascos. ¿Es así?
Sí, es así. Siento ese apoyo, estamos todas juntas, tengo la sensación de que formamos parte de un equipo. A menudo, esa sensación te protege mucho. Creo que eso se consigue en las cooperativas, en efecto, todas las participantes trabajan en la misma dirección para conseguir un objetivo.
¿Cómo ves el panorama de los actores y actrices en Euskal Herria?
Últimamente, es cierto que se están haciendo muchos audiovisuales en el País Vasco. El teatro también se mueve mucho, pero lo cierto es que hace no mucho leí algunas estadísticas y, según ellas, la tasa de paro es muy alta entre los actores y actrices. Se hacen proyectos, pero la tasa de paro sigue siendo alta. Hace poco leí que, en comparación con el Estado español, en el País Vasco la tasa de paro entre las mujeres es inferior a la de los hombres. Por otro lado, aquí se acerca mucha gente joven a los espectáculos teatrales, mientras que en el Estado español, no tanto, la edad media del público del Estado español es muy superior. Eso nos da cierta esperanza, sabiendo que las nuevas generaciones de Euskal Herria también seguirán yendo al teatro.
¿Cómo compaginas el cine y el teatro?
En este momento estoy trabajando en Madrid en una serie para Movistar Plus: es una comedia, se llama Muertos S.L. Al mismo tiempo estoy con tres obras de teatro. Hago el puzzle como puedo, tengo muy poco tiempo libre para mí, hago un gran sacrificio por mi gente y por mi familia. Sin embargo, la verdad es que me siento muy afortunada, hace tiempo que tenía ganas de hacer una ficción para televisión. En ese sentido, estoy muy agradecida, la verdad.
¿Qué prefieres hacer, teatro o cine?
Las disfruto un montón ambos, la verdad. En el teatro me siento más cómoda porque la respuesta del público es instantánea. Si al espectador le gusta lo que ve, puedo escuchar sus risas, los veo emocionados, u oigo sus aplausos. Lo que ocurre en las series de televisión y en el cine, en cambio, es que recibimos la aceptación de la gente (o cualquier otra opinión) a través de las redes sociales y eso me genera ansiedad. El teatro es lo que me da cierta frescura y me quedo con eso.
¿Es más difícil ser actriz en el País Vasco que en España?
Lo que nos diferencia a las actrices y a los actores de Euskal Herria es nuestro propio idioma. Ser actriz en Euskal Herria sin saber euskera es complicado. Es un honor crear cultura, entretenimiento o ficción en nuestra propia lengua.
¿Es posible hoy en día vivir sólo de eso siendo artista?
Yo hasta ahora lo he conseguido, pero no es fácil. Últimamente, tengo mucho trabajo, pero también he tenido menos. Y también he tenido otros empleos, pero no es fácil, el teatro es un género muy precario. Por lo tanto, cuando me proponen trabajar en audiovisuales o ficciones, aprovecho ese empujón que me dan, pero, no es una profesión fácil. Lo que pasa es que es muy vocacional y que nos hace terriblemente felices, no sé si por suerte o por desgracia, pero es vocacional y muchas veces no imaginamos otro camino.
¿Ser artista siendo mujer es más difícil?
Como todo en la vida en general, es más difícil. Siendo artistas y mujeres tenemos muchas cosas en contra. Para empezar, la esclavitud de la imagen o de la edad. No se castiga al mismo nivel que un hombre cumpla años o que los cumpla una mujer. Además, parece que las mujeres no existen a partir de los 45 o 50 años, cosa que no ocurre en el caso de los hombres. Sin embargo, es como la vida misma y la vida misma también afecta a nuestro oficio (por no mencionar la maternidad o el cuidado). No estamos en la misma situación en absoluto; nos falta mucho para ello.
Te hemos visto haciendo humor muchas veces. ¿Qué es más fácil para ti hacer humor o hacer drama?
Lo que me sale natural es el humor, eso es cierto, no puedo decir lo contrario, todos los que me rodean te dirán que mi tendencia natural es esa. Es algo que me sale casi sin pensarlo. Pero últimamente también me ha tocado trabajar el género dramático y lo he disfrutado un montón. Siempre intento trabajar desde la verdad y colocar las emociones donde hacen falta. De esa manera, el humor, y también el drama, como la vida misma, me salen más fáciles.
¿Cómo es el proceso de preparar un papel de un personaje?
El primer paso es leer el texto a menudo para entender al personaje. Después, aprender el texto, claro. Ese es uno de los primeros pasos, luego intento entender al personaje y no juzgarlo. De hecho, muchas veces juzgamos a los personajes, y decimos: "¡Yo no diría eso!". De acuerdo, quizá tú no lo dirías, pero el personaje sí. La interpretación también ayuda a eso, a ponerse en la piel del otro, a empatizar. Creo que ese ejercicio nos convierte en mejores personas. Intento entender al personaje y en esos momentos en los que no lo entiendo, intento identificar qué es lo que me produce esa incomodidad. Intento acercarme al personaje. También imagino cómo se mueve el personaje físicamente, me ayuda mucho imaginar cómo camina, cómo mira o cómo corre.
¿Qué proyectos tienes entre manos ahora?
Continuamos con la serie Muertos S.L. y estrenamos una nueva obra de teatro en coproducción entre Tanttaka Teatroa y el Centro Dramático Nacional de España. A partir de octubre, estaré en Madrid, junto a Telmo Irureta y Karmele Aranburu, en una obra de teatro dirigida por Mireia Gabilondo.
¿Dónde te ves en 20 años?
Trabajando, con mis arrugas, con mi pelo blanco, pero trabajando. Espero que en una sociedad más comprensiva y en un escenario donde haya espacio para todo tipo de edades y físicos.