“La crisis de microchips afecta a la mayoría de empresas de Euskadi con producto propio que integre electrónica”

“La crisis de microchips afecta a la mayoría de empresas de Euskadi con producto propio que integre electrónica”

La crisis de suministro de microchips está afectando a toda la economía mundial. ¿Cuáles son las causas? ¿Cómo se podría solucionar? Unai Viscarret, director de la unidad de TEIC de Ikerlan explica el origen, la situación actual de crisis que sufren muchas empresas y las previsiones de futuro.
25/10/2021

¿Cuál es el origen de la crisis de microchips?

El origen de esta crisis es complejo y tiene varios motivos. Por citar algunos de los principales, la concentración de la mayoría de la fabricación de microprocesadores en el sudeste asiático y los cambios repentinos en la demanda derivados de la COVID-19.

La COVID-19 ha generado variaciones bruscas en la demanda de este tipo de componentes electrónicos.

Durante muchos años, la fabricación de los microprocesadores se ha ido concentrado progresivamente en el sudeste asiático y en un número reducido de grandes players, debido al elevado conocimiento tecnológico necesario para ello, a las elevadísimas inversiones económicas necesarias para construir estas fábricas y a la necesidad de ajustar los costes de producción. Esto ha derivado en un nivel de dependencia muy elevado de la capacidad de producción de estos fabricantes y de los aspectos ligados a la logística.

Por otro lado, la COVID-19 ha generado variaciones bruscas en la demanda de este tipo de componentes electrónicos tanto en la automoción, que sufrió un parón importante seguido de una rápida recuperación, como en el incremento continuo en la demanda de equipos electrónicos (ordenadores, teléfonos móviles, tabletas u otros equipos industriales que cada vez tienen un mayor contenido de electrónica).

Estos dos factores, ligados a una recuperación del consumo que ha puesto en jaque también la logística mundial, han convergido para generar la situación actual de falta de semiconductores que permita dar salida a toda la demanda. 

¿Cómo afecta esta crisis a nuestro ámbito más cercano?

Esta crisis está afectando y va a seguir afectando a muchos ámbitos de nuestro día a día. En el marco personal, estamos ya sufriendo retrasos en las entregas de vehículos, ordenadores, teléfonos móviles y otros gadgets que, lejos de solucionarse, van a seguir acumulando desviaciones. En el ámbito industrial, esta crisis está afectando también de manera importante a las empresas de Euskadi.

En un primer momento la automoción ha sido una de las principales industrias en verse afectada, ya que trabaja casi sin stock y no ha podido amortiguar la escasez de componentes.

Sin embargo, la mayoría de empresas de Euskadi que tienen producto propio que integra electrónica está también sufriendo esta crisis o visualiza que en los siguientes meses va a verse afectada.

Nosotros en IKERLAN colaboramos con multitud de empresas en el diseño de producto electrónico para aplicaciones tan diversas como ascensores, trenes, equipos de control de las redes eléctricas, automoción o electrodomésticos. En todas ellas, las empresas están sufriendo incrementos de precios de los semiconductores, retrasos en las entregas, o directamente imposibilidad para obtenerlos. Muchas empresas incluso están cambiando su productos a marchas forzadas, para adaptarse a la disponibilidad de los chips, lo que supone un esfuerzo de diseño, validación e industrialización muy elevado.

Y, ¿cuáles son las previsiones de futuro? ¿Se espera una mejoría de la situación?

A corto plazo no se prevé una mejora general de la situación. Como siempre que hay escasez de un producto, se tiende a tratar de aprovisionarse con cantidades mayores a las necesarias, lo que a su vez agudiza la saturación. En este momento ya hemos entrado en esa fase, y va a costar bastantes meses volver a la normalidad.

Aunque ya se están dando pasos para mejorar la producción de este tipo de componentes y hay varias empresas e incluso países que han anunciado inversiones millonarias, el tiempo requerido para poner en marcha nuevas capacidades de producción es muy elevado.

Y, a largo plazo, ¿cómo pueden preverse estas situaciones de dependencia?

La Covid-19 ha demostrado (y no solo en el caso de los microprocesadores) que depender totalmente de unas empresas, unos países o un área geopolítica tiene riesgos elevados. Pero a nadie se le escapa que darle la vuelta a eso no es sencillo. Para poder disponer de tecnología y plantas productivas en Europa hace falta una apuesta empresarial y política decidida, y sostenida en el tiempo.

Además de la fabricación de microprocesadores hay otros ámbitos también en los que en Europa se ha decidido no invertir y, por lo tanto, tenemos actualmente una posición de debilidad. Sin embargo, en otros temas se ha avanzado mucho.

A futuro, y con ánimo de corregir la situación, en las grandes decisiones sobre las principales apuestas Europeas, seguramente el peso de esta excesiva dependencia se tendrá más presente que hasta ahora.