Complementos alimenticios y metales: ¿podría haber riesgo de daño oxidativo?

La suplementación de cobre, manganeso, selenio y zinc a través de alimentos enriquecidos y complementos alimenticios puede tener efectos prooxidantes en determinadas dosis y condiciones.
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17/04/2023
El estrés oxidativo es una afección que daña las células. Se produce cuando en el cuerpo hay demasiadas moléculas inestables (más conocidas como radicales libres) y no contamos con suficientes antioxidantes para eliminarlas. Algunas sustancias presentes en los alimentos tienen efecto antioxidante. Sabemos, por ejemplo, que una dieta rica en frutas y vegetales previene diversas enfermedades, aunque no está claro si esto se debe a la cantidad de antioxidantes que contienen o a otros factores. Sin embargo, el interés creciente en estos compuestos ha favorecido que se añadan a los complementos alimenticios. ¿Desempeñan su función en estos casos? ¿Hay riesgos? Lo analizamos con ayuda de Elika, la Fundación Vasca para la Seguridad Agroalimentaria.

Causas del estrés oxidativo

El estrés oxidativo provoca daños en las células y los tejidos. La obesidad, la mala alimentación, el tabaquismo y el consumo de bebidas alcohólicas son algunos de los factores desencadenantes. También lo son el uso de ciertos medicamentos y la exposición a factores ambientales, como la radiación o la contaminación del aire.

A largo plazo, el estrés oxidativo favorece la aparición de numerosas enfermedades relacionadas con el envejecimiento, y también patologías graves, como las enfermedades cardiovasculares o el cáncer.

Para contrarrestar la acción de los radicales libres, además de evitar o reducir la exposición a los factores de riesgo, es fundamental contar con la cantidad necesaria de antioxidantes. Es decir, de vitaminas, minerales y enzimas presentes en determinados alimentos que evitan que se produzca el daño celular.

«Los compuestos que protegen a las células frente al daño oxidativo se encuentran de manera natural en muchos alimentos. Por tanto, una dieta variada y equilibrada es suficiente para cubrir las necesidades nutricionales en cuanto a compuestos con acción antioxidante en la población sana», señalan desde Elika. Solo en el caso del zinc se produce un cierto déficit en las personas adultas, ya que, en España, «la ingesta de zinc es insuficiente en más de un 60 % de los varones y en más de un 40 % de las mujeres», matizan.

Complementos con antioxidantes

El auge de los complementos alimenticios que se anuncian con pretendidos efectos antioxidantes es claro. Según datos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), en nuestro país se han notificado desde el año 2007 más de 500 suplementos que contienen las palabras “antiox” o “detox” en su nombre comercial. De ellos, alrededor del 40 % han sido notificados en el último lustro.

Muchos de estos productos se comercializan con presuntos efectos antioxidantes, pero la evidencia no apoya este reclamo. Los complementos alimenticios con antioxidantes, dice la AESAN, no han demostrado una disminución del riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares o cáncer. Otra cosa son los compuestos antioxidante en sí.

Los metales cobre, manganeso, selenio y zinc han demostrado contribuir a la protección de las células frente al daño oxidativo. Por eso, «estos minerales cuentan con la aprobación de declaraciones de propiedades saludables relacionadas con la protección de las células frente al daño oxidativo en el marco reglamentario europeo», detallan desde Elika. Y por eso también muchos de los complementos alimenticios que se anuncian como «antiox» contienen estos cuatro metales divalentes.

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Imagen: Bru-nO

¿Son seguros?

Tomar suplementos de cobre, manganeso, selenio y zinc a través de alimentos enriquecidos o complementos alimenticios es seguro en la población adulta sana y en las condiciones establecidas por la normativa europea. Sin embargo, la bibliografía científica sugiere que estos metales, en dosis elevadas o determinadas condiciones, podrían tener efectos prooxidantes. Es decir, hacer justo lo contrario de lo que se espera de ellos. 

El asunto de la dosis es central porque los complementos alimenticios que contienen antioxidantes, si bien cuentan con una regulación específica, se pueden adquirir de forma libre. Como apunta la AESAN, «hay una buena parte de la población muy proclive a consumir este tipo de productos, y también existe un amplio mercado de alimentos enriquecidos con este tipo de sustancias». Esto podría facilitar que se superen los límites de seguridad y que, en lugar de suponer un beneficio, esta ingesta se convierta en un perjuicio para la salud del consumidor.

¿Es factible superar la dosis máxima de estos metales?

Para responder a esta pregunta, los expertos de Elika señalan que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha evaluado la ingesta de dos de estos compuestos: el selenio y el cobre.

  • En el caso del cobre, ha evaluado la exposición humana procedente de todas las fuentes (alimentarias y no alimentarias). Su conclusión es que esta ingesta no plantea problemas de salud para la población, pero el Comité Científico ha establecido un nuevo valor de Ingesta Diaria Admisible (IDA) para la población europea, de 0,07 g/kg de peso corporal/día.
  • En el caso del selenio, ha evaluado la ingesta a través de la dieta, incluyendo los complementos alimenticios. La conclusión es que, teniendo en cuenta el selenio procedente del contenido natural de los alimentos, es poco probable que las personas consumidoras adultas superen el nivel máximo de ingesta tolerable. Sin embargo, advierte de que las personas que consumen complementos alimenticios que contengan dosis diarias elevadas de selenio sí pueden sobrepasar el límite máximo de ingesta tolerable.

Noticia publicada en: https://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/complementos-alimenticios-metales-riesgo-oxidativo