Liderrak

Liderrak

Rafael Cristóbal, Arizmendi Ikastolako pedagogia-aholkularia
(Gaztelaniaz) En los dos últimos artículos he estado evocando a un líder de la antigüedad cuyo nombre es conocido para todos: David. Quien desee conocer la historia de este ser singular puede acudir a los libros primero y segundo de Samuel. Y señalaba de él algunos rasgos. El amor a su pueblo, las convicciones firmes y una confianza de la que surgía su valentía. Estos rasgos perfilan la figura del líder.
2012/03/07

El líder es una niña o un niño pacífico que, por circunstancias de índole diferente, ocupan un lugar elevado en el rango de jerarquía, en la infancia y en la vida adulta. Una de estas circunstancias es la de haber tenido la posibilidad de asumir responsabilidades e iniciativas. Vimos que David cuidaba él sólo los rebaños de su padre enfrentándose a los predadores que  amenazaban a su pequeño ganado, hacía música y componía poemas. Cuando Saúl enfermó de melancolía, fue llamado a la corte para que consolase al rey melancólico con la alegría de su flauta y de su poesía. David es el autor de hermosos poemas que han recibido el nombre de salmos por haber sido compuestos para ser cantados.

No tan lejanamente, tenemos en el Renacimiento seres que fueron pintores, poetas, escultores y arquitectos. Son los Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Rafael, Tiziano o Artemisia Gentilleschi. En el campo de las letras tenemos otros muchos también como Francisco de Rojas, Lope de Vega, Santa Teresa de Jesús o Shakespeare. Los estudiosos se han cuestionado qué fenómeno pudo acontecer para que emergiesen de pronto tantos seres geniales que fueran al mismo tiempo figuras relevantes en campos tan diversos. ¿Alguna mutación genética pudo tener lugar como consecuencia de factores desconocidos? Esta hipótesis es absolutamente descartable por múltiples razones. ¿Qué factores, entonces, pudieron concurrir, para que se dieran personajes como algunos de ellos fueron pintores, escultores, arquitectos e ingenieros?  Examinadas las circunstancias que pudieron influir en que tal fenómeno aconteciera, los estudiosos han invocado tres: la densidad cultural de la baja Edad Media, el apogeo del comercio mediterráneo y uno,  frecuentemente marginado: la peste bubónica o peste negra.

La peste negra barrió la población de mayores en aquellos albores del siglo XVI y, con ellos, las censuras y límites puestos por éstos. Sólo quedaron algunos mayores que hicieron de guías referenciales. Aquellas generaciones de jóvenes pudieron desplegarse en libertad guiados por el clima cultural que, desde el quatrocento, se había ido acumulando en Europa.

También ha acontecido algo similar en los grandes cambios culturales. Los cambios políticos y sus gobiernos son encabezados por jóvenes y mujeres. El movimiento cooperativo surgió de unos muchachos que se reunían en torno al D. José María Arizmendiarrieta quien nunca ejerció el poder sino el consejo. Se llamó modestamente a sí mismo consiliario. Algo así aconteció previamente en la constitución del primer Gobierno Vasco, en la revolución rusa, cubana o en la revolución francesa. En algunos casos estos jóvenes se han perpetuado en  el poder y, como en el film de Elia Kazan, Viva Zapata habrán empezado a ejercer justamente aquello que antes combatieron: censuras y controles. Los disidentes irán a prisión y las mujeres volverán a la cocina y al hogar.

Crear espacios de libertad

Severa lección para nosotros los mayores. Es necesario que nuestro sistema educativo cree espacios de libertad no sólo físicos sino mentales para que nuestras y nuestros niños y jóvenes desplieguen sin miedo su creatividad potencial. Porque, como decía un autor francés, educamos para ayer. Y es ésta una tendencia inexorable, pues, por ley de las cosas, enseñamos lo que nos enseñaron, y lo que nos enseñaron pertenecía al anteayer.

El líder nace de una criatura alegre, divertida y amigable,  criada en un ambiente rico, lingüística y culturalmente, y con un gran espacio para la iniciativa personal. Esto es justamente lo que tratamos de reproducir en el sistema educativo cuya responsabilidad nos ha sido confiada por los padres. Por eso hacemos lo que hacemos, e invitamos a unirse a nosotros a cuantos quieran compartir con nosotros esta tarea.