Siria, un bello país en convulsión

Siria, un bello país en convulsión

Eukeni Olabarrieta
Siria, un país que visité hace años y que recuerdo como uno de los más atractivos de la zona. Se nos había dicho que formaba parte del eje del mal, campo de entrenamiento de terroristas, y lo que me encontré fue un bello país cargado de historia, un pueblo cordial, hospitalario, quizás un poco reservado, lo que es entendible teniendo en cuenta que en la época de Hafez Al-Assad había tantos agentes secretos como pósteres del líder.
28/11/2011

Hay que aprender a separar la gente, el pueblo, sus ciudades, de sus gobiernos. Aquí nació, en la ciudad de Ugarit, el alfabeto más antiguo del mundo, compartiendo este honor con la ciudad de Biblos en Líbano. Hasta entonces soo existían la escritura jeroglífica egipcia y la cuneiforme babilónica. Descendientes de la misma tribu que Mahoma, los Omeya gobernaron la totalidad del mundo islámico creando un imperio mayor que el romano abarcando desde el Indo hasta los Pirineos. Damasco era el centro de la civilización y la cultura en el mundo islámico.

Damasco se divide en dos partes bien diferenciadas, La Ciudad Vieja y el resto. Deambular por la ciudad vieja y sus barrios es un placer. La visita a la mezquita Omeya, magnífica, uno de los monumentos más representativos del islam con una asombrosa arquitectura y decoración.

El culto religioso en este recinto se remonta casi 3.000 años cuando los arameos construyeron un templo a su Dios Hadad; posteriormente los romanos lo consagraron a Júpiter, y luego, cuando Constantino convirtiese el cristianismo en la religión oficial del imperio romano, Jesucristo sustituyó a Júpiter y se convirtió en basílica dedicada a San Juan Bautista, cuya cabeza según dicen se encontró en el interior de una urna en este lugar.

Siria

No muy lejos se encuentra el zoco Al-Hamidiyya, un gran mercado cubierto por una bóveda que parece un cielo estrellado, y de calles empedradas. Telas, sedas, especias, oro, plata, ropa, carnes, de todo se puede encontrar en este zoco que está a medio camino entre unos grandes almacenes y un bulevar de una ciudad moderna.

La mujer en Siria

Las mujeres en los países musulmanes van muy cubiertas: burkas, niqab, chador, jimar, hiyab, forman su indumentaria en la calle variando de unos países a otros.
En Siria, aunque la mayoría es musulmana, sunitas, hay también chiítas, alauitas, drusos, pero hay también cristianos maronitas, ortodoxos, católicos, protestantes;
por lo que por las calles ves a las mujeres con ropas que van desde la típica indumentaria estilo europeo, las menos, a las que llevan una típica prenda musulmana. Pues bien, en el zoco había unas tiendas de lencería de llamar la atención, que no es habitual ver en países musulmanes, y es que según nos dijo el guía, una cosa es la calle y otra el interior del hogar.

Las mujeres en Siria tienen, quizá debido a la influencia del socialismo y a las conexiones que tuvo con la extinta Unión Soviética, las mismas oportunidades que los hombres y destacan en campos como la educación, la salud, la ingeniería, la arquitectura y la justicia.

Damasco tiene mucho que ver: lo que queda de sus murallas, el Mausoleo de Saladino, mezquitas, madrazas, etc. y tiene buenos y bonitos restaurantes en la Ciudad Vieja y en el sector más moderno. Cuenta la leyenda que Mahoma, al volver de La Meca, contempló Damasco desde lo alto de las montañas pero rehusó entrar en la ciudad: "Al Paraíso solo se accede en el momento de morir" dicen que dijo. El Damasco de hoy no es el mágico Damasco de Las Mil y Una Noches pero, cuando se pueda, merece la pena pasar unos días visitándolo. Damasco y el resto de Siria a donde viajaremos en los próximos artículos.