Petra, As-Siq y Al-Khazneh

Petra, As-Siq y Al-Khazneh

Eukeni Olabarrieta, médico y viajero
Aunque uno lo haya visto en fotos y en películas, atravesar el Siq, una profunda grieta en la roca que nos lleva al corazón de Petra, es vivir una experiencia inolvidable.
13/11/2012

El Siq no es un cañón labrado por el agua, es una grieta de origen tectónico, una garganta natural de 1,3 km de longitud, cuyas paredes alcanzan los 200 m de altura, y muy estrecha, en algunos puntos no pasa de los 2 m. Pero antes de penetrar en el Siq hay que recorrer una explanada de unos 700 m, el área de Bab as Siq, donde se pueden contemplar unos sepulcros en forma de torre, los llamados bloques Djinn, y un poco más adelante cuatro obeliscos de carácter funerario situados encima de un triclinio, una amplia sala con tres bancadas talladas en la roca, de ahí su nombre, un comedor nabateo al estilo romano, donde probablemente se realizaban los banquetes en honor de los difuntos.

A lo largo del Siq, en sus paredes, podemos ver los restos de canales que formaban parte de la conducción de agua que abastecía la ciudad. Hay también estelas votivas y betilos, piedras sagradas en honor de la divinidad Dusarés venerada por los nabateos, ya que el Siq era, además de una vía de comunicación, un camino de peregrinos con un marcado sentido religioso, pues preparaba al visitante para entrar en el corazón de la ciudad. Avanzando por el Siq llegamos a una zona donde se estrecha hasta tal punto que la luz entra con dificultad y esto hace más impresionante aún el momento en que al final se entrevé con una luminosidad de tonos rosáceos el monumento más impresionante, famoso y curioso de Petra, El Khazneh, La Casa del Tesoro, o simplemente El Tesoro, excavado en roca arenisca con alto contenido de hierro que le da un peculiar color rosa rojizo y que fue tumba de algún rey nabateo. El Tesoro debe su nombre a una leyenda según la cual los bandidos escondían aquí sus tesoros, en concreto en la urna situada en el segundo nivel de la fachada.

petra

El Tesoro, espléndido en la suave y delicada luz de la mañana, tiene una armoniosa fachada de 40 m de alto por 28 m de ancho, y en ella el estilo corintio se manifiesta en toda su exuberante riqueza. El decorado, a base de bajorrelieves, comprende figuras de animales, vegetales, reyes y dioses nabateos, y sobre todo de la diosa Isis, se vincula con una simbología funeraria. Y es que El Tesoro no era un templo sino una monumental tumba.

Al igual que otros monumentos de Petra la fachada excavada en la roca es lo más interesante. El interior es simplemente una sala cuadrada sin decoración, de paredes extrañamente desnudas. A partir de El Khazneh, el Siq se va haciendo cada vez más amplio y después de recorrer unos 200 m entramos en la ciudad de Petra.