Mundukide y el proceso de cambio en Cuba

Mundukide y el proceso de cambio en Cuba

Jose Antonio Mendikute / Mundukide
A partir del 14 de diciembre de 2014, fecha en la que los presidentes cubano y norteamericano anunciaron la normalización de las relaciones entre ambos países, la isla antillana parece decidida a impulsar un proceso de cambio.
29/04/2016

Hay algunos aspectos relevantes en la “actualización” del modelo cubano. Uno de ellos es la unificación monetaria, una medida que vienen anunciando como inminente, pero que no acaban de decidir. No cabe duda de que un impulso económico decisivo requiere terminar con el uso simultáneo de dos monedas, haciendo que el peso cubano sea convertible en el comercio internacional.

El avance del sector privado es otra de las prioridades. El crecimiento del modelo cuentapropista (autónomos) ya señala la orientación del nuevo modelo, pero también muestra las dificultades de su avance. Medio millón de cuentapropistas en ejercicio, que representan el 10% de la población activa,  no es suficiente para fortalecer un sector privado que está llamado a absorber el millón de trabajadores que sobran  aún en el sector estatal, que  tiene en nómina nada menos que a los dos tercios del empleo cubano.

El impulso a las nuevas tecnologías es también un factor de modernización. Hay señales de apertura del sistema, como la expansión del acceso a Internet. Hemos visto que han sido instalados puntos wifi en los cruces de algunas calles importantes de La Habana, alrededor de los cuales navegan docenas de personas sentadas en bancos y bordillos de aceras. Y parece que se avecina un paso importante, porque se anuncia que dentro de unos meses puede iniciarse  un ensayo piloto de banda ancha de la mano del gigante tecnológico chino Hauwei.

Pero los mismos cubanos reconocen que la inversión extranjera es la clave decisiva para el desarrollo económico del país. En el 2014 se aprobó una ley para incentivar la llegada de capital extranjero, aunque todavía sólo unas pocas empresas han recibido autorización para instalarse en la recién creada Zona Especial de Desarrollo Mariel, un gran puerto para mover contenedores, con polígono industrial incluido, cercano a La Habana.

El gobierno de Obama, que parece tratar de suavizar el embargo en la medida de lo legalmente posible, ha comenzado a tomar medidas y ya se ha anunciado desde EE.UU la autorización de la primera inversión en más de 50 años. Se construirá precisamente en la zona de Mariel una fábrica de una compañía estadounidense para comenzar ensamblando 1.000 tractores al año,  que se venderán a granjeros privados cubanos.

La nueva dinámica del país hace que estén surgiendo emprendedores en los sectores cooperativo y privado cubanos, algunos en forma de cuentapropistas y otros buscando desarrollar nuevos productos y servicios en las empresas en las que trabajan. Hay también ejecutivos de empresas estatales e instituciones públicas que muestran interés por romper con la inercia y asomarse a nuevos formas de gestión.

A todos ellos va dirigido el programa de Mundukide, que en los diez años que lleva colaborando con los cubanos ha impartido cursos prácticos de emprendizaje empresarial a más de 200 titulados superiores y medios, además de responsables de cooperativas y facilitadores institucionales, todos los cuales han tenido que elaborar un Plan de Empresa. Se han creado también dos núcleos de profesionales en el Oriente cubano (Holguin y Guantánamo) que están ya asesorando a las cooperativas cubanas en la confección de planes de viabilidad y en el lanzamiento de nuevos productos. Este año, la actividad del programa se ha trasladado a La Habana, para iniciar la formación previa a la creación de nuevos núcleos de asesoramiento, ahora en la zona occidental del país.

En su avance hacia una economía moderna y diversificada, Cuba va a necesitar, además de capital y tecnología,  tiempo y nueva organización empresarial. Y sobre todo libertad para que los vericuetos del tránsito los elijan los propios cubanos, sin interferencias de sus vecinos del norte. Piden respeto mutuo y se rebelan ante la perspectiva de una vuelta al servilismo de otros tiempos.