La Escuela Vasca: equívocos e historia

La Escuela Vasca: equívocos e historia

Rafael Cristóbal, asesor de Arizmendi Ikastola
El artículo anterior sobre la escuela vasca ha movido emociones encontradas. No sé si llegó a ser entendido suficientemente bien. Cuando hablaba de escuela estatal no me refería a la escuela del Estado Central, sino genéricamente a la escuela surgida de la iniciativa de la Administración pública que, en su día, fue la Administración Central de Madrid y, posteriormente, entre nosotros, la del Gobierno Vasco.
16/10/2015

El Gobierno Vasco asumió la escuela nacional del Régimen del General Franco que, a su vez, lo hizo del Régimen de la Restauración de Cánovas del Castillo. Quizás demasiadas estructuras públicas del Régimen anterior fueron asumidas, tal cual, en nuestra restauración democrática. Una estructura societaria no cambia de modalidad por cambiarle de bandera o de nombre.

Lo que se decía en aquel artículo era que “si por razones históricas existen en nuestro País tres redes educativas habrán de estar en igualdad de trato por parte de la Administración Vasca. Así los padres podrán elegir en plena libertad y gratuidad la escuela que más responda a su sentir y su mentalidad.” Pero el debate se centraba en la apropiación de la apelación de Herri Eskola por la escuela estatal, dejando a la Ikastola en el ámbito de lo privado.

Es necesario recordar algo de nuestra historia. La primera Ikastola fue creada por D. Resurrección María de Azkue en el año 1903 cuando el impacto de la escuela del Régimen de la Restauración amenazaba la supervivencia de la lengua y cultura vascas y, con ello, la identidad de este pueblo. Aquella escuela continuó en los mismos parámetros durante el tiempo de la España de la Cruzada. El pueblo las llamaba Escuelas Nacionales, siendo España la única nación contemplada en aquel Régimen. Aquellos maestros traídos de Castilla tras la abolición de los Fueros en la segunda guerra carlista eran el instrumento de uniformización de la lengua y cultura vascas en la lengua y cultura castellanas.

Entre tanto, y en la clandestinidad, Elvira Zipitria, en su domicilio de Donostia, el año 1943 restauraba la Ikastola de los Azkue y los Muñoa, con los recursos personales, familiares y las donaciones del pueblo. El final de la Dictadura y las libertades políticas reconquistadas, significó un auge de la Ikastola existiendo en el momento actual 106 ikastolas con 51.365 niños escolarizados en ellas.

¿Acaso desconoció la Administración Vasca la historia de la Ikastola como salvaguardadora de la lengua y cultura del País y en un régimen institucional acorde con la noción de jaube institucionalizada en el Fuero? Los hechos no permiten una respuesta simple. En el seno de la Administración Vasca, en el período de transición hacia el régimen autonómico, hubo un debate acerca de si la escuela nacional vasca no habría de ser la Ikastola. Ello habría implicado una restauración cualitativa de nuestras estructuras más identitarias. Tras muchas vicisitudes, se impuso la tesis de que la red estatal no se integraría en la Ikastola sino ésta en la red estatal. El 4 de mayo 1993 se firmó este acuerdo de compromiso entre los dos partidos gobernantes, EAJ-PNV y PSE-PSOE. Una parte importante de la Ikastola se negó a ello por razones de trayectoria histórica y de disparidad en estructura organizativa y societaria. El Decreto de 1993 decidió excluir a la Ikastola de la noción de escuela pública no estatal y reducirla al estatus de simple centro privado homologado a los centros privados concertados. Las consecuencias de este Decreto serán expuestas en el artículo siguiente.